lunes, 23 de abril de 2018

Memoria histórica (Archipiélago Orwell)

Carlos Serra (Miembro fundador de PLIS. Educación, por favor)

El Mundo, 23 de abril de 2018

     Esta es la historia de cómo la matanza de Paracuellos llegó a tener su réplica en el bando
contrario. Fue a finales del verano de 2003 en Órgiva, Granada. En el barranco de El
Carrizal, en plena Alpujarra granadina, el Ministerio de Fomento descubría accidentalmente,
durante unas obras, una fosa común cuyo osario presagiaba un capítulo hasta entonces
desconocido de nuestra guerra civil: un genocidio perpetrado por los insurrectos y saldado
con miles de víctimas del bando republicano.


     Expertos investigadores de la universidad de Granada cifraron en varios miles el número de
asesinados por los fascistas allí enterrados. Avezados catedráticos juzgaron el hallazgo como
perfectamente documentado: se trataba de un exterminio por motivos ideológicos del que poco
a poco iba despertando la memoria colectiva de Órgiva, aportando relatos estremecedores
sobre lo que allí aconteció durante la guerra civil. Impregnadas en la retina de los vecinos,
imágenes de camiones cargados de hombres, mujeres y niños, de cadáveres rodando pendiente
abajo tras ser rociados con plomo franquista, de zanjas regadas de muerte en macabra
procesión.

     Así lo expresaba el diario El País en una noticia publicada el 1 de septiembre: El catedrático de
Economía de la Universidad de Granada Juan González Blasco, cronista de Órgiva, calcula que
allí fueron fusiladas y enterradas en "cal gruesa viva" unas "5.000 personas".
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Andalucía no tardó en
realizar ejercicios de estímulo del recuerdo, hablando de respeto a las familias y urgencia de
reparación moral (léase económica), reclamando las subvenciones necesarias para poder
rescatar del olvido ese lugar de crímenes y de muertes.

     Colegios e institutos se organizaban ya para realizar excursiones de memoria histórica con un
alumnado convenientemente aleccionado en un guerracivilismo realimentado por el nuevo
hallazgo, dramático paisaje que suponía un rentable negocio económico y electoral, cortesía
del crimen y la truculencia de nuestro pasado (en Alcalá de Henares, el descubrimiento de
más de veinte fosas comunes cavadas durante la guerra civil no despertó el mismo interés
dado que se trataba de una zona controlada por el Frente Popular).

      En Órgiva, testigos de los fusilamientos masivos, catedráticos que documentaron los
espantosos crímenes, asociaciones que reclamaron justicia y memoria (y recursos
económicos), medios que divulgaron las terribles matanzas... no tuvieron palabras de disculpa
o rectificación cuando los forenses dictaminaron que los cadáveres hallados en la fosa no eran
de origen humano.