Eco en El Mundo
Palma, 4 de octubre de 2016
"En una democracia nunca se ha de legislar contra los derechos individuales y jamás se ha de prohibir lo que no daña a nadie".
Utilizar
un parlamento para rechazar mociones que reclaman derechos individuales
que no dañan a nadie es propio de mentes autoritarias, afirma PLIS.
Educación, por favor. Si además, con este rechazo se perjudica a los
propios alumnos, la política se convierte en un ejercicio de crueldad
inútil.
La
inmersión obligatoria es un arma de segregación y un instrumento de
fracaso escolar de primer orden. Nadie repara en que muchos alumnos de
necesidades especiales tienen que enfrentarse, además de a los
obstáculos naturales de sus limitaciones, a un idioma no materno que no
dominan; que los alumnos con dificultades de aprendizaje y lectura
deficiente están condenados de antemano al fracaso; que alumnos recién
incorporados procedentes de zonas castellanohablantes han de aceptar
sumisos la repetición del primer curso, etc.
Esto
es especialmente sangrante cuando los partidos que pregonan más alto
desde el púlpito la lucha por la inclusión y por la atención a los más
desfavorecidos son los que a la hora de la verdad muestran la más
absoluta indiferencia ante la suerte de los mismos."Es hora de quitar la
careta a los hipócritas que dicen defender a los desfavorecidos, cuando
en realidad los hunden del todo".